Hay veces en nuestra vida que buscamos desesperadamente compañía para alejarnos de la soledad, sin pensar en nuestras emociones y sentimientos, porque sencillamente no tenemos el valor y la fortaleza de ir a lo más profundo de nosotros mismos, vernos en el espejo y preguntarnos cómo realmente estamos en ese momento... Y caminamos por la vida buscando compañeros transitorios de ruta, relaciones superficiales, efímeras, dejando nuestro corazón en cuarentena, escapando de nosotros mismos, porque esa realidad es muy dura y necesitamos tiempo para poder ver con ojos renovados que es lo que nos está pasando...
Pero cuando atravesamos una etapa de oscuridad, cuando nos toca a nosotros sufrir, hundirnos, y querer pegar el salto para estar bien, nos acercarnos a esas personas que sabemos tienen la capacidad de devolvernos las ganas de vivir, la fe de saber que todo va a mejorar de alguna u otra manera, ya no importa el cómo, una vez que la fe inunda nuestras venas a partir de ese momento todo cambia, sobre todo nosotros...
De pronto caemos en la cuenta que podemos relacionarnos con ciertas personas y somos conscientes de la profundidad con la que sentimos la vida en compañía de ellas...
Es cierto, es dificil encontrar la persona correcta, llega un momento en la vida que uno necesita una compañia espiritual mas que sexual, pero lamentablemnte el mundo en el que estanos actualmente, no mira mas eso, solo lo material y lo visual
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