¿Tenemos tanto miedo de soltar a esa persona que decimos amar que preferimos lastimarla en silencio a quedarnos solos?
¿Es la soledad tan mala compañera o es el miedo a encontrarnos con nosotros mismos y asumir nuestras miserias y nuestra verdadera esencia?
Si pudiéramos discutir sobre la infidelidad, o debatir si es diferente la infidelidad de la mujer de la infidelidad del hombre, si lográramos escucharnos honestamente, hablaríamos horas... tantas variables juegan en esta ecuación y las situaciones que hemos vivido cada uno de nosotros son tan disímiles, particulares y muchas veces hasta especiales, que jamás nos pondríamos de acuerdo...
Todos de alguna u otra manera hemos vivido el engaño y la mentira de una infidelidad, de uno o del otro lado de la vereda, y siempre alguien resulta lastimado, herimos al otro y de algún modo también nos lastimamos a nosotros mismos...
¿Por qué engañamos? ¿Por qué no somos capaces de decir la verdad a nuestra pareja?
El miedo y la culpa nos consume, engañamos a esa persona a quien decimos te quiero o te amo, porque no somos capaces de hacer frente a la pérdida y soltarlos para que puedan vivir una historia de amor más honesta... Somos cruelmente egoístas pensando que tenemos derecho a vivir lo que quisiéramos experimentar y cercenamos la libertad de decisión del otro, que ni siquiera advierte que realmente está pasando en la pareja...
¿Qué pasa cuando ni siquiera nosotros sabemos qué sentimos? Y aún tenemos la fe que nuestra relación pueda salir adelante, funcionar y ser nuestra esperanza para ser felices...
Los hombres mejor que nadie diferencian el amor del deseo, la pasión y muchas otras emociones... distinguen mejor que nosotras el amor que tenemos por nuestra pareja, del deseo irrefrenable que podamos sentir por otra persona..
Me pregunto si, frente a esos sentimientos y emociones que forman parte de nuestro diario vivir y que vamos a experimentar por el resto de nuestra vida, la única salida es siempre mentir y escondernos? y muchas veces auto engañarnos, colocarnos una venda en los ojos para no ver la realidad, o peor aún vivir una mentira?
¿Existe alguna otra salida?
¿Tanto miedo tenemos a decir la verdad de frente y aceptar que estamos perdidos en un huracán de sensaciones y emociones que no podemos comprender?
¿Es la soledad tan mala compañera? O nos creemos tan débiles e incapaces de caminar solos y hurgar en nuestro interior para descubrir que es lo que verdaderamente sentimos?
En lo personal, pienso que es vital decir la verdad respecto de lo que sentimos y tanto nos aturde los sentidos, permitirnos un tiempo a solas, mirarnos al espejo, hacer un viaje hacia nuestro interior, conocernos, y desenredar esos nudos que no nos permiten amar y ser amados... el único camino posible para ser felices...
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