Si ceder hace bien pero me hace mal... ¿sigue siendo un acto de amor?
Cuando estamos en pareja aprendemos a ser menos egoístas y tolerar diferencias, entendemos que la otra persona tiene pensamientos y sentires, muchas veces no sólo diferentes, sino totalmente opuestos a los nuestros y aprendemos a ceder y callarnos... comportamientos que relacionamos con el amor, compartimos momentos y dejamos los conflictos de lado en pos de vivir en armonía...
Me pregunto ¿Cuántas veces me callé para no discutir, cuántas veces dejé de priorizarme para que la otra persona sea feliz o bien opté por una elección que no era la que yo deseaba vivir...? Dejando de ser egoísta muchas veces nos colocamos en la vereda de enfrente y priorizamos la felicidad del otro, lo que el otro quiere, o lo que el otro siente que le genera alegría en ese momento... Aunque eso no sea lo que realmente deseamos...
Hablamos siempre del amor propio, pero en la realidad, lo veo todo el tiempo, hombres y mujeres ceden, ceden, ceden... convirtiéndose en una persona muy diferente al que eran al comenzar la relación, como perdiéndose en una nebulosa y olvidándose de quienes son realmente...
Y no me refiero al cambio propio de la madurez, sino a ir dejando de lado experiencias que realmente nos hacen vibrar, que nos gustan... abandonarlas totalmente, dejar de ser sinceros descarnada y brutalmente... dejar de ser pasionales, no solamente en la cama, sino en el diario vivir, perder esa esencia que nos hace ser quienes somos... Aunque pienso que nunca se pierde, solamente la adormecemos un rato, esperando salir desesperadamente en la primera oportunidad que encontramos...
Cuando veo parejas que se separan y una o ambas partes comienzan a vivir experiencias que tenían ganas hace tanto tiempo, me pregunto, ¿Hace cuánto tiempo que deseaban hacerlo? ¿Hace cuánto tiempo estaban viviendo una mentira para hacerle feliz a la otra persona? ¿Hace cuánto se habían olvidado de ser ellos mismos? para salir así desesperadamente a hacer aquello que están viviendo...
No emito ningún juicio de valor al respecto, solamente me pregunto ¿Cuándo dejamos de pensar en nosotros mismos estando en pareja? ¿Cuándo dejamos de ser felices?
¿Será posible encontrar la felicidad en pareja y a la vez priorizarse, siendo ciento por ciento uno mismo? aunque muchas aristas de nuestra personalidad no le gusten a la otra persona... lo cual es totalmente válido...
A pesar de haber vivido varias experiencias, no pierdo la esperanza de encontrar el equilibrio entre amar a una persona como es realmente, que me ame como soy, priorizarme y que esa persona se priorice... y que en ese espacio que existe por ser dos personas diferentes, seamos sinceros y honestos... caminar juntos y ser, de una vez por todas, feliz...
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